Dos análisis se pueden hacer al ver el ranking que semana a semana brinda la ATP (organización que rige el tenis mundial): para los que ven la mitad del vaso lleno, Argentina es, junto a España, el país que mayor cantidad de jugadores tiene dentro de los 100 mejores de dicha tabla (12 tenistas), mientras que los que observan la mitad vacía, le dan mayor importancia a que no haya ninguno de esa docena dentro de los diez primeros.
Esta situación debería ser motivo de gran orgullo para cualquier país, pero parece que los argentinos, quienes en su gran mayoría piensan que perder con Roger Federer (si no es el mejor de la historia, lo será dentro de poco) es un fracaso, no nos conformamos con eso y, sabiendo que tenemos el potencial, queremos estar entre los mejores sin valorar lo que se consiguió. Hay que tener en cuenta, encima, que estamos dando ventaja, ya que Gastón Gaudio y Guillermo Coria, finalistas de Roland Garros 2004, no forman parte de ese grupo privilegiado.
Aquellos a los que les gusta hacer leña del árbol caído dirán que la Madre Patria tiene dos entre los diez mejores (Nadal y Robredo) y cuatro entre los 20 (Ferrer y Ferrero), y que, además, ganó la Copa Davis del 2004, competición en la que desde hace ya varios años Argentina es el campeón moral, por la calidad de sus jugadores y no por haber ganado una final.
Sólo hace falta ver los números para darse cuenta a lo que llegó esta camada de tenistas: hace cinco años, Argentina tenía ocho jugadores entre los 100, mientras que hace un lustro Hernán Gumy sólo se encontraba en esa posición. Y no puede hablarse de una mala racha, ya que José Acasuso llegó a la final de Sopot el último fin de semana, Juan Mónaco ganó en Kitzbuhel y Juan Martín del Potro logró el dobles en Indianápolis.
Estos jugadores (Nalbandian, Coria, Cañas, Gaudio, Puerta, Del Potro, Mónaco, Chela, Calleri, Acasuso, entre otros) nos mal acostumbraron en los últimos años. Hicieron que nos prendamos domingo de por medio a la televisión para verlos definir algún torneo y que llenemos el Lawn Tennis o el estadio de Parque Roca para jugar la Copa Davis de local. Por eso no hay que desprestigiarlos ni desconfiar, mejores resultados están al caer.
Para ver el ranging de la ATP haga click aqui.
Esta situación debería ser motivo de gran orgullo para cualquier país, pero parece que los argentinos, quienes en su gran mayoría piensan que perder con Roger Federer (si no es el mejor de la historia, lo será dentro de poco) es un fracaso, no nos conformamos con eso y, sabiendo que tenemos el potencial, queremos estar entre los mejores sin valorar lo que se consiguió. Hay que tener en cuenta, encima, que estamos dando ventaja, ya que Gastón Gaudio y Guillermo Coria, finalistas de Roland Garros 2004, no forman parte de ese grupo privilegiado.
Aquellos a los que les gusta hacer leña del árbol caído dirán que la Madre Patria tiene dos entre los diez mejores (Nadal y Robredo) y cuatro entre los 20 (Ferrer y Ferrero), y que, además, ganó la Copa Davis del 2004, competición en la que desde hace ya varios años Argentina es el campeón moral, por la calidad de sus jugadores y no por haber ganado una final.
Sólo hace falta ver los números para darse cuenta a lo que llegó esta camada de tenistas: hace cinco años, Argentina tenía ocho jugadores entre los 100, mientras que hace un lustro Hernán Gumy sólo se encontraba en esa posición. Y no puede hablarse de una mala racha, ya que José Acasuso llegó a la final de Sopot el último fin de semana, Juan Mónaco ganó en Kitzbuhel y Juan Martín del Potro logró el dobles en Indianápolis.
Estos jugadores (Nalbandian, Coria, Cañas, Gaudio, Puerta, Del Potro, Mónaco, Chela, Calleri, Acasuso, entre otros) nos mal acostumbraron en los últimos años. Hicieron que nos prendamos domingo de por medio a la televisión para verlos definir algún torneo y que llenemos el Lawn Tennis o el estadio de Parque Roca para jugar la Copa Davis de local. Por eso no hay que desprestigiarlos ni desconfiar, mejores resultados están al caer.
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